sábado, 4 de octubre de 2014

Dafne

Los demonios engendraron
pánico en mi leve calma
siento el deber de perseguirte y hacer que nazcas
el fruto de este perverso pesar de dorada punta
siento la adrenalina y el sediento camino
pulso, no des tregua a su persecución,
y el infinito temor de no atraparte nunca
no hay descanso en el precipicio
letras y signos desde el que me arrojo
al cansancio inédito de las palabras
escribo en un intento de reconciliarme con el niño
 y su nostalgia
con el futuro carnal de los días de la vida
que aún me queda por vivir y
no he sido capaz de imaginar
a tu lado
no descanso
no respiro
no hay alivio en esta noche corrompida por el alba
la ciudad suspira
y ninguna mujer se atreve a maldecir conmigo
la soledad
noche no te duermas
no dejes que me rinda
dando por perdidas todas mis batallas
entregándome a la agonía del día,
la furia de horas, minutos y segundos
necesito ahogarme en esta tempestad de versos
escondida en mi
no quiero coronarme de mustios laureles.

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